Por Leire Agüero Mi corazón despeja sus ojos Hay veces que engañas. Te disfrazas. La mentira duele, cuando la destapas. Hoy comprende. Nos proteges. Nos cuidas del impostor. Nos previenes.
Archivo de categoría: Poesía
La puerta se abre
Por Leire Agüero La puerta se abre Se brinda sigilosa, vigorosa y, hermosa. La puerta se abre. Da paso a un inicio, a un nuevo despertar, a un amanecer que anima a luchar, a no flaquear.
Despertar a tu lado
Por Leire Agüero Despertar a tu lado Qué hermoso es despertar enrollada entre sábanas, y apreciar tu calor, hallarte a mi lado.
Querer solo no basta
Por Leire Agüero No nos engañemos. Hace tiempo que ya no nos entendemos. Hace tiempo ya, que dejamos de luchar unidos. No sigamos peleando.
Te sigo esperando
No tengo remedio
Por Leire Agüero No tengo remedio. Mis sueños vuelan. Vuelan, y no consigo atraparlos. No se rehacen en la belleza. ¿Tú o yo? ¿Tú y yo? O ¿yo? Al final es soledad.
Empiezo de nuevo
Por Leire Agüero Empiezo de nuevo Resisto la intranquilidad que duele. Una ansiedad descontrolada. Merodeando se asoma cada vez que me despisto. No me siento yo. Han persistido hasta corrompernos. Hasta hacernos añicos imposibles de unir. No parpadean esos brillos de luces, instantes de pasión no me conmueven. Me invaden por dentro.
Las palabras vuelan
Por Leire Agüero Las palabras vuelan Aparecen entre papelitos escritos con vuestro nombre. Desecho los que no se apellidan ternura. La voz sale a la superficie para contar vuestra historia. La historia que acompaña cada despertar, cada amanecer, y rinde al caer el sol
Te quiero
Por Leire Agüero Te quiero El brillo de tus ojos verdes ilumina mi alma El baile de tus pestañas es un compás a dúo Tu mirada me agita, se me clava en el pecho Agonizo por ella, me deshago con su energía Adoro cada una de tus hermosas arrugas Las recorro, las dibujo con misSigue leyendo «Te quiero»
Qué habilidad tienes para destrozar lo que te rodea
Por Leire Agüero Qué habilidad tienes para destrozar lo que te rodea Qué habilidad tienes para coger entres tus manos un trocito de cielo, apretarlo, estrujarlo hasta convertirlo en cenizas, en añicos, en polvo. Ese cielo, enfundado en unas zapatillas intrépidas, brincaba, acariciaba la hierba, atravesaba murallas, experimentaba, vivía.