Por Leire Agüero
Hay un más allá
¿Sabes?
No vagas solo entre las sombras.
Más almas perdidas deambulan;
han olvidado sonreír, reír a carcajadas,
no se desatan brillos en sus miradas;
ya no les asisten,
no son escoltadas.
Los detalles, no reclamados,
han sido en vano.
¿Sabes?
Entregaría mi vida,
el pañuelo con el que secarse sus lágrimas,
el cobijo donde refugiarse,
la mano a la que agarrarse, y apoyarse…
Me hallaría siempre, por y para siempre.
Le acercaría el sol cuando tuviese frío,
atraparía el viento para que pudiese respirar,
amontonaría sustento suficiente,
para llenar su alma en los momentos de vacío.
Pero ¿sabes?
Mis intentos de ronda,
de aproximación,
no alcanzan el destino.
El rumbo sabio me airea,
que no somos piezas gemelas.
No somos el fragmento,
que cierra el círculo.
Digerirlo,
asimilarlo es espinoso.
Duele,
apena,
tortura.
Ahora, me miro en el espejo.
Mi reflejo me revela;
la insistencia te quema aún más el alma.
Por fortuna, en este momento,
es un pesar comprendido,
que te cura,
te sana con el tiempo.
Aunque, sí, sigue doliendo
¡Cómo no!
Ahora,
disfruto de sus sonrisas leales,
de sus abrazos de apego,
de sus bailes sinceros.
Sin forzar;
jugando juntos,
con fichas distintas,
en el mismo tablero.
Ahora, veo el reflejo.
Mi corazón se libera de la angustia,
combate al desánimo,
y se arrima a la calma.
Ahora, veo el reflejo.
Transita por el sendero de la felicidad,
explora, husmea el más allá.
Un allá,
que en un abrir y cerrar de ojos
es acá.
Un acá,
que me une al fragmento que rima,
que inyecta cosquilleo.
No te enojes en vano.
Creemos el puzle con ahínco,
echando mano de las piezas
asentadas en el muro libre.
Coloquémoslas con intuición,
con pasión extrema.
La fortuna tal vez no aparece:
es estrella, aprendizaje, experiencia.
Seleccionemos otra.
Probemos.
Volvemos a intentarlo si es necesario,
hasta que finalmente,
la unión sea la insignia.
Las vivencias irán despejando,
creando vida,
en este estado del arte.
No te enojes en vano.
No nos estanquemos apretando la ficha,
que no encaja.
¡Se puede romper!
Guardémosla,
Mimémosla,
ajustémosla en su resquicio.
Disfrutemos de su existir
en el pequeño montoncito de piezas,
que tenemos en nuestra mano.
No pierdas esa pieza, no llores.
Siempre,
hay un más allá.
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