Por Leire Agüero
Acércate a mí
Qué piensas.
Qué cavilas, niño.
Veo timidez.
Temor inocente.
Acércate.
Arrímate.
Acurrúcate.
Siente mi calor.
Déjate llevar,
déjate mimar.
Abre tu corazón.
Tira la coraza.
Deja atrás la batalla.
No luches.
Sólo,
únete a mí.
No tengas miedo.
Camina conmigo.
Siéntete mío.
Palpita.
Desnúdate.
Amanece.
Enrédate con mi luz.
Sé tú.
Brilla.
Dame la mano.
Susúrrame despacito.
Eres mi reflejo.
Mi espejo.
Dibujamos la energía,
paso a paso.
Construyamos el sueño
con palabras,
con miradas,
con un hasta luego.
¿Qué piensas?
Dime,
¿qué piensas ahora?
Tu piel relajada,
suave,
caliente…
Me enciende,
me eriza,
me sonroja,
me remueve.
Se acerca…
Ambas se rinden.
Se funden,
dulcemente.
Detrás de las miradas.
Entre paredes limpias.
Entre recuerdos olvidados.
Crean nuevos trazos,
enmarcados,
mano a mano.
Adornan el aire,
llenan el silencio buscado,
amable,
seductor,
tímido.
Muy tímido.
Acércate.
Acércate a mí.