Por Leire Agüero
Por qué nos hacemos daño
Por qué no encontramos el camino para caminar juntos.
Por qué el amor y el odio repiquetean al unísono.
Por qué el calor se expande sin rumbo.
Por qué no sé hacerlo bien.
Por qué siento que no lo hago bien.
Por qué no somos uno
Por qué rasgamos nuestra piel con arañazos que no desaparecen.
Por qué nuestros pasos se pierden de vista.
Por qué somos fuego que deriva en corrientes de hielo.
Por qué quema tanto.
Por qué no somos uno
Por qué soy desierto, tierra árida.
Por qué lloro, por qué sufro.
Por qué no te tengo cuando estás a mi lado.
Por qué estás tan lejos cuando te estoy mirando.
Por qué siento que te pierdo.
Por qué muero por dentro.
Por qué no somos uno
Por qué el abismo se asoma cada mañana.
Por qué viene para quedarse.
Por qué me arrastra al borde del precipicio.
Por qué sucumbo sin dejar rastro.
Por qué no sé vivir sin ti, ni a tu lado.
Por qué no somos uno
Por qué deambulamos desacompasados.
Por qué no respiramos el mismo aire.
Por qué me duelen las heridas que no tengo.
Por qué me hieres sin querer.
Por qué lastiman tanto.
Dime, dime por qué
Por qué eres olvido en mi recuerdo.
Por qué no me conmueve tu latido, y muero.
Por qué soy llama que desvanece.
Por qué desaparezco, y no vienes a salvarme.
Por qué anhelo la risa, y me invade el desánimo.
Por qué no somos uno
Por qué mi alma vaga entre sombras.
Por qué busco refugio, y no es tu cobijo.
Por qué sé que eres tú, y no es posible.
Por qué sé que eres tú, pero no es posible.
Dime, dime por qué