Conócete a ti mismo. A veces sentirás que no eres nada, o que eres una mierda porque solo ves a tu alrededor los malos momentos, las personas que te han hecho daño; tus miedos y fantasmas, y las piedras con las que tropiezas una y otra vez.
Conócete a ti mismo porque no eres solo eso. No eres solo errores, inseguridades, complejos o lágrimas en la oscuridad. Conócete a ti mismo porque eres todos y cada uno de tus mejores momentos.
Eres tus tonterías, tus coñas, tus risas, tus chistes malos, eres mirarte al espejo recién salido de la ducha y decir ‘soy el puto amo’ o ‘estoy hasta la polla de las chorradas de la gente tronada’’.
Conócete a ti mismo porque eres todas las fotos chulas que haces o que te hacen, aunque salgas con cara de gilipollas o con los ojos cerrados. Eres cada frase que escribes, cada idea que se te ocurre, cada carboncillo que pintas, cada largo en la piscina, cada olea que surfeas o que te tragas.
Eres tu cuerpo haciendo deporte, eres tú viendo un peli chorra un domingo por la tarde. Eres un kebab guarro entre caña y caña. Eres Jack Bauer rodeado de chinos y de rusos.
Conócete a ti mismo porque eres tus pies mojados paseando descalzo por la orilla de La Salvaje. Eres una noche con colegas en cualquier garito de Malasaña.
Eres el tipo que aguanta la risa cuando te cuentan con voz desgarrada que no hay mayor desgracia que una uña rota, o que no les da la vida para nada.
Conócete a ti mismo porque eres tu sonrisa cuando tu padre te llama ‘flojo’, o cuando te invitan a un verdejo los que tienen la luz pagada en el Puerto Viejo.
Conócete a ti mismo porque eres tú con tu nueva chupa de Batman.
Conócete a ti mismo porque eres tu pasado, pero también tu presente y tu futuro.
Responder